Zombies, mutantes y otras criaturas en la CiFi hecha por mujeres
Tres libros: una antología CiFi, un conjunto de cuentos y otro de minificciones escritas por mujeres — Una escalera a la inspiración según Bryan Cranston
El año pasado alguien me invitó a la Feria del Libro del Palacio de Minería. Fui para comentar sobre un libro académico. La primera vez que había ido a la FIL Minería acababa de salir de la licenciatura y estaba en la ciudad de México en plan de paseo. En esa ocasión me llevé una bolsa, una muy grande, repleta de libros. Creo haberlos leído casi todos y digo “casi” porque aún tengo tres que no he abierto desde aquel entonces. Me pregunto si los bichos no se han comido ya algunas de sus páginas.
En esta ocasión, la segunda en que visitaba la feria, cuando salí de la presentación del libro Hipermétodos del colega César Rodríguez Cano, me tomé el tiempo para dar una vuelta por los espacios de las editoriales. No tenía intención de comprar nada pero, al final y como no podía ser de otro modo, salí del Palacio de Minería con tres libros bajo el brazo.
Tardé más de un año en empezar a leer el primero de los volúmenes y unos meses en terminarlos. El primero era una antología de cuentos de Ciencia Ficción (CiFi) escritos por mujeres en el siglo XX; el segundo, un volumen de cuentos de Raquel Castro. El tercero, no logro encontrarlo pero seguro que está en alguna de las repisas junto a otros libros que tengo que olvidar.
De estos tomos les quiero platicar hoy y de uno más. Los tres presentan a mujeres escritoras de géneros especulativos que espero llamen su atención.
La CiFi norteamericana escrita por mujeres en el s. XX
La editorial Almadía publicó en 2022 Mundos alternos (Selección de cuentos escritos por las pioneras de la ciencia ficción del siglo XX a partir de ¡El futuro es mujer!), una recopilación de siete relatos que fueron traducidos por el colectivo Falsos Amigos a partir de una selección de Lisa Yaszek, especialista en historia de literatura de ciencia ficción.
Se trata de relatos que fueron publicados en revistas de CiFi de Estados Unidos en el periodo que va de 1948 a 1968 y que dan una muestra de lo que el género le deba a las escritoras que incursionaron en el mismo.
En su introducción, Yaszek destaca el papel de las mujeres no solo como escritoras, sino también como editoras, críticas, artistas y periodistas “ejerciendo una influencia significativa en la CF como su audiencia más entusiasta”.
Yaszek ofrece un panorama para situar en el lugar que le corresponde a las mujeres que incursionaron y modificaron el paisaje de la CiFi y que dejaron su impronta no solo en el abordaje de nuevos temas sino también en el estilo y forma del género.
La académica ubica al menos tres grandes aportes de las mujeres a la CiFi: colocar el desarrollo de personajes complejos como una prioridad en el género replanteando temas como la relación entre seres humanos y razas alienígenas, la relación entre hombres y mujeres, y subvirtiendo ciertos tropos como el heroísmo masculino y la relación de las mujeres con la ciencia; en segundo lugar, se concentraron en la construcción de mundos “más íntimos y realistas para la especulación y la reflexión” explorando ahí tópicos como la maternidad, la supervivencia y el futuro de la humanidad; y, finalmente, exploraron desde la especulación científica la forma en que ciencia y tecnología podían “reconstruir literariamente el sexo” ofreciendo vistazos a nuevas formas de vivir y relacionarse.
En este volumen, que ofrece además la primera ocasión de asomarse, en español, al trabajo de varias de las autoras, se ofrecen textos como Que solo una madre (1948) de Judith Merril en el que se plantean los efectos no deseados del desarrollo técnico en el periodo de expansión de la energía nuclear en el mundo; Ararat (1952) de Zenna Henderson, nos cuenta sobre las dificultades cotidianas que enfrenta una civilización extraterrestre que ha naufragado en la tierra; El nacimiento de un jardinero (1961) de Doris Pitkin Buck juega irónicamente con la idea del monopolio del conocimiento construido por los hombres a partir de las tensiones y distancias que vive un matrimonio; y La estación de Mr. Sakrison (1956) de Mildred Clingerman ofrece una historia de amor que echa un vistazo a un mundo posible en el que elementos como el racismo han logrado quedar atrás.

Son relatos con personajes femeninos potentes como la Alyx de Joanna Russ en Salvaje (1968) o la Jirel en El beso del dios negro (1934) de C. L. Moore, ambos que se colocan en el espacio del fantástico, o historias de lo extraordinario e improbable como el Timothy Paul en Incógnito (1948) de Wilmar H. Shiras.
Son, en su conjunto, una panorámica del amplio territorio por explorar de la CiFi en general, y de aquella producida por sus pioneras, en particular. Y botón de muestra en el que vale la pena sumergirse para entrar a esos Mundos alternos.
El ataque de los zombies de Raquel Castro
Raquel Castro —Raxxie— (1976) es una escritora y periodista mexicana de la que hablé en una ocasión a partir de la antología El discreto encanto de narrar. En 2020 publicó El ataque de los zombies (parte mil quinientos).
Este volumen, editado por la UNAM y con ilustraciones de Joan X. Vázquez, presenta 17 relatos breves entre los cuales encontramos varios dedicados al subgénero zombie.

Las historias abordan, internándose con soltura en el territorio del weird, en aspectos tales como la alienación del trabajo (El plan perfecto), los inesperados lugares del amor correspondido (Historia de amor), la suspicaz inocencia de la infancia (Los vegetales zombies que surgieron del ombligo, Rosas de la infancia), o el anhelado –y a veces distante– lugar seguro de las relaciones familiares (Tengo un secreto, El número que usted marcó…).
Zombies, el fin del mundo, superpoderes improbables, invasiones corporales, entre otros, son ingredientes de los relatos que El ataque de los zombies transita con humor a veces e introspección, otras, en escenarios de la vida cotidiana que han sido subvertidos para convertirse en posibilidades de un algo más.
Las Constelaciones Imaginarias de Daniela Lomartti
El más reciente de los libros es Constelaciones Imaginarias, un conjunto de microrrelatos de Daniela Lomartti (México, 1992) que Editorial Ultramarina emitió apenas este año.
Se trata de 21 ficciones brevísimas que lanzan a sus personajes y situaciones hacia otros planos: planetas, galaxias, constelaciones. Viajeros que intentan, sin lograrlo del todo, volver; parejas en paisajes de otros planetas, ciudades con conciencias interconectadas y autómatas en paisajes del futuro, son habitantes de las Constelaciones Imaginarias.

El libro, con ilustraciones de su autora, recopila relatos antologados previamente y otros tantos inéditos pero que, pese a las distancias que aparentemente existen entre ellos, coexisten en una misma galaxia cuyos astros logran conectarse.
Lomartti es docente, mediadora de lectura y tallerista, además de haber fundado y editar Anapoyesis: Literatura, Arte y Cultura, revista de géneros especulativos.
SERENDIPIAS
Me gustan mucho los podcasts y soy escucha, desde hace ya mucho tiempo, de En Caso de que el Mundo se Desintegre, una emisión diaria producida desde la Nave María Tijuana y conducida por El Pirata y El Señor Lagartija. Se trata de un programa que puede preciarse de ser el primer podcast no solo en español, sino de todo internet.
Pero, así como me gustan, la verdad es que no logro darme el tiempo de escuchar todos los que querría. Sin embargo, hace unos días descubrí Soul Boom, de Rainn Wilson. Para quienes no recuerden de quién se trata, es nada menos que el intérprete de Dwight Schrute, el odiosamente encantador personaje de The Office al que Jim Harper y Pam Beasley le jugaron innumerables bromas.
Di con el podcast por mera casualidad —la que producen los algoritmos de la red— y me puse a escuchar uno de los episodios recientes, la primera de tres partes de una entrevista con Bryan Cranston, el entrañable Hal de Malcolm in the Middle o el también memorable Walter White de Breaking Bad.
Hay un fragmento del episodio que decidí anotar porque me pareció una reflexión muy atinada además de que aplica a muchos aspectos de la vida. Aunque abordaban el tema de la actuación, creo que puede bien referirse a otras expresiones creativas y, por ello, a la escritura.
Cranston recordaba el consejo de una actriz, Shirley Knight, pero que, en resumen, planteaba una ruta. Un conjunto de etapas.
La primera es Relajación, un estado mental que da lugar a la segunda etapa, Concentración. “Solo cuando te relajas puedes estar concentrado, cuando estás nervioso, tu concentración desaparece”, dice Cranston. Y es a partir de ello puedes llegar a la Imaginación, “y algunas veces, la cuarta parte llega a ti, Inspiración”.
“La Inspiración es un invitado infrecuente” añade Cranston y poco después remata:
“[La Inspiración] solo te es accesible cuando estás abierto a ella, y la mayoría de nosotros no lo estamos, tienes que ponerte a ti mismo en una posición para estar abierto a ella y la forma de hacerlo es como Shirley Knight dice, empezar con la Relajación (…) es como construir una escalera para alcanzarla, tienes que ser hábil para construir esos cimientos y llegar a ese punto”.
Me parece una forma práctica de abordar el tema de la inspiración. Verla no como algo que llega a ti en un momento indeterminado, como algo que hay que esperar, sino como un elemento para el que hay que preparar el camino pero, sobre todo, estar listo para utilizarlo una vez que la alcanzas.
Claro que el tema no queda zanjado con la anécdota y consejo que Cranston propone, pero da un punto de partida para seguir hablando del tema.
ONOMATOPEYAS
Están por concluir dos de los talleres que he venido tomando en las últimas semanas. Aunque han sido muy provechosos, cada uno en aspectos distintos, creo que es momento de tomar una pausa de los mismos.
Empecé por el mes de junio, primero con el de Cómo contar una historia de Aura García-Junco y, en simultáneo, uno de Novela con Liliana Blum al que le quedan un par de sesiones. En el último mes, he tomado también el de Ciencia Ficción de Anapoyesis con la ya citada Daniela Lomartti.
Como iniciaron en verano, pude concentrarme lo suficiente en los dos primeros, pero el periodo “vacacional” ya terminó y otras obligaciones están llamando, con mucha fuerza, debo decir, mi atención. Algunas cosas se están volviendo urgentes de resolver y, por supuesto, cada una exige su tiempo de Concentración.
Y está también el hecho de que el objetivo de tomar dichos talleres era adquirir herramientas para un proyecto en particular que ha ido tomando forma, muy poco a poco, mientras voy de una sesión a otra de los mismos. Y eso también requiere su tiempo y espacio para salir adelante.
Sin embargo —y, oh! Uno nunca deja de meterse en dificultades—, he estado pensando en una idea descabellada. ¿Recuerdan que les platiqué de Normie de C.S.M.? Se trata de una historia ubicada en un escenario distópico que muestra cómo la vida de su protagonista cambia una mañana cuando se encuentra con una figura que porta una máscara de un conejo blanco. Es una novela por entregas que ha aprovechado la plataforma de Substack para difundir su trabajo.
¿Qué pasaría si intentara algo por el estilo? Una historia por entregas, quiero decir.
Todavía no tengo la idea. Pero me parece que es un experimento que vale la pena. Como parte de los intereses de este espacio se centran en los géneros especulativos, seguramente se trataría de algo en ese tenor —muy probablemente CiFi, que es de lo que hemos venido hablando—. ¿Qué les parecería algo así? Me interesa conocer lo que opinan.
En otro asunto, he dejado enlaces para adquirir los libros de los que les he hablado en esta ocasión. Si han leído alguno o si el comentario les generó interés, déjenos saber sus opiniones. Será un gusto extender la conversación.
Gracias por acompañarme en esta carta semanal. Si el contenido les ha gustado, sería de gran ayuda que usen el botón de compartir para llegar a más personas y que la comunidad siga creciendo.
¡Nos leemos la próxima semana!