Las interminables listas de lectura
Además del qué, a veces hay que hablar el cómo leemos. ¿Te funciona la lectura simultánea de varios libros?
Desde el teclado puedo alcanzar, con tan solo estirar la mano, la pila de libros que compré en las últimas semanas. No son tantos, pero sí más de los que me gustaría tener pendientes por empezar. Tal vez te ha pasado: quizá eres de esas personas que tiene que resistirse a la tentación de entrar a una librería porque, en cuanto pones un pie dentro —incluso, antes de eso—, sabes que saldrás de ahí con algo bajo el brazo.
Otros tantos libros se encuentran entre las repisas del librero, a sabiendas de que son “para después”. Ese después puede no ocurrir en mucho tiempo. De eso quiero hablarte esta ocasión, del instinto acaparador que nos mueve a no dejar ir un libro aunque no haya tiempo para leerlo.
En los últimos meses, antes de iniciar este espacio, retomé la lectura “recreativa”. Es decir, leer por el mero gusto de leer. Entre uno y otro libro, busco esos textos de los que se busca aprender. Aunque, ¿de qué lectura no se aprende?
La mayor parte de lo que consumo se encuentra en formato digital y lo reviso mientras estoy en el transporte público o en esos ratos “tranquilos” —y escasos— que uno encuentra en casa. El teléfono se ha convertido en mi principal fuente de acceso a la lectura. Pero no por ello he dejado de comprar títulos cada que tengo oportunidad.
Una lista de pendientes
Empezaré por los libros que he comprado pero que, de momento, no tengo tiempo de empezar a leer. En el pasado Día del Libro encontré algunas ofertas en Amazon así que decidí dejarme llevar y pedí unos cuantos. Los títulos son:
“Nightfkyers” de George R.R. Martin — el volumen es la edición ilustrada por David Palumbo. Se trata de una novela relativamente corta tomando en cuenta lo que suele escribir el autor de “Canción de Hielo y Fuego”. Recuerdo haber visto la adaptación realizada por Netflix y esperado su continuación después del cliffhanger que cierra la temporada pero esta fue cancelada. Ciencia ficción y terror, ¿a poco no es atractivo?
“El mundo de fuera” de Jorge Franco — esta novela de fantasía ambientada en Colombia obtuvo el Alfaguara de Novela de 2014, razón que me atrajo a comprarla. Después de solo cuatro capítulos (sí, este libro sí lo empecé) pasé a otro texto pero con intención de volver. Un cuento de hadas contemporáneo o a algo así saben sus primeras páginas.
“Sinfín” de Martín Caparrós — según la solapa, se trata de una novela de ciencia ficción a partir de la premisa de qué pasaría si lográramos detener la inminencia de la muerte; la historia se desarrolla en un sitio donde la muerte no ha sido vetada aún, y donde podríamos llegar a conocer el precio que se ha tenido que pagar para prolongar la vida.
“La ciudad y la ciudad” de China Miéville — este es, de entre mis más recientes adquisiciones, el título que más me intriga. Poca información en la solapa que viene con comentarios muy halagadores para su autor. Ya les contaré cuando me entere de más.
“Camino a Sognum” de Benito Taibo — esta, que es una de las entregas de una saga, tiene por personajes a tres adolescentes. Las otras dos entregas seguro caerán en mis manos en algún momento.
Lecturas interrumpidas
Encontré una preciosa antología de literatura fantástica cubana bajo el título “Caballería mutante” en una feria del libro. La edición es de Elefanta Editorial a partir del trabajo de selección de los escritores cubanos Yoss, autor al que recién conozco y del que he leído “Al final de la senda” y José A. Cantallops. Además del prólogo, solo he revisado parte del primer relato de un conjunto dividido temáticamente y conformado por autores jóvenes nacidos en la isla.
También inicié “Hija de nadie” del escritor argentino Javier Núñez, en un volumen editado por la Universidad Veracruzana. La novela de corte post-apocalíptico inicia con la huída de una joven y su posterior encomienda a Camacho, un anti-héroe que ha aceptado la misión de transportarla a otro sitio aunque desconoce el origen de la muchacha.
A todos los títulos anteriores, voy a sumar algunos libros que no pienso leer de momento porque a) prefiero dejarlos para después o, b) creo que prefiero enfrentarlos en otro momento.
Empiezo por “The Testaments” de Margaret Atwood en una edición preciosa de Nan A. Tálese | Doubleday y que encontré en una ganga en Amazon. Leí “The Handmaid’s Tale” en electrónico así que tener un tomo de Atwood en papel y con esta editorial fue un pequeño capricho al que no me pude resistir.
Para no alargar más la lista menciono una edición muy guapa de “Bajo el volcán” de Malcolm Lowry que definitivamente no leeré de momento, también la edición del FCE de “Todos los Cuentos” de Alice Munro —en la que espero concentrarme pronto—, y “La línea de sombra” de Joseph Conrad —de quien también empecé, en electrónico, un compendio de toda su narrativa breve—.
Además, en papel, de momento estoy leyendo una selección de cuentos de escritoras mexicanas nacidas en los 70’s que tiene el título de “El discreto encanto de narrar” editado por Textofilia con una selección de Martiza M. Buendía y Glaciar Rocha del que llevo poco más de la mitad y “Dios fulmine a la que escriba sobre mí” de Aura García-Junco.
Dime cómo lees y… no sé, ¿platicamos?
Mientras estudiaba en CDMX, solo podía viajar a Chiapas durante las vacaciones de verano y navideñas, dos o tres semanas cada vez, tiempo que aprovechaba para reunirme con los amigos de toda la vida, ex colegas con los que ponerme al día y profesores a los que les sigo guardando cariño y respeto. Uno de estos últimos, a quien tengo el gusto de llamar también amigo, es el profesor Sarelly Martínez, periodista, cronista y —aunque quizá él no lo reconozca— escritor chiapaneco.
Tomábamos un café en una plaza comercial tratando de mantenernos alejados del calor que en Tuxtla Gutiérrez no da tregua más que unos cuantos días durante los meses de diciembre a enero y casi siempre gracias a los remanentes de los frentes fríos. Me preguntaba cómo iban los estudios, en qué investigación estaba trabajando y, también, qué leía. En ese momento dijo algo que, hasta entonces, no me había propuesto. Dijo algo así como que estaba leyendo tres libros a la vez. No recuerdo los títulos. Quizá estaba en medio de una novela mientras revisaba algún gran reportaje a la vez que avanzaba en un volumen de cuentos. No lo recuerdo, insisto. Pero lo que sí recuerdo es haberle preguntado, con ansiedad, cómo le hacía para leer más de un libro a la vez.
Hasta ese entonces era una cosa que ni siquiera me había propuesto. Mi forma de lectura era devorar un texto tan pronto como podía para poder iniciar el siguiente y así, sucesivamente. Además, por aquella época, lo que más leía eran artículos académicos. Quizá esa ansiedad de lectura imparable me ayudó precisamente a dar cuenta de todos los “papers” que nos dejaban revisar. Pero, como fuera, me hizo proponerme también tratar de seguir el ritmo a más de un texto a la vez.
La cosa es más fácil de decir que de hacer y depende, mucho, creo yo, del tipo de texto con el que estás lidiando. ¿Es una novela? Quizá si los capítulos no son muy extensos o las escenas dentro de cada capítulo dan la oportunidad, puedas dejarla brevemente para tomar otro título y avanzarlo. ¿Un conjunto de cuentos? Puede parecer más fácil, pero si estás entre dos estilos muy diferentes o géneros dispares, el resultado puede ser un poco de vértigo. ¿Un libro académico y uno de ficción? A lo mejor cuando uno te fatiga puedes ir al otro por un rato. En cualquier caso, las primeras veces uno puede naufragar y dejar todas las lecturas a medias o, no tan malo como parece, terminar concentrado en un solo título que solo se suelta hasta concluirlo.
¿En qué ando yo? De momento, en tres carriles digitales a la vez.
Estaba revisando un par de antologías pero las dejé en pausa para concentrarme en tres volúmenes de cuentos. Empecé con “Las cosas que perdimos en el fuego” de Mariana Enriquez (27%, para ir aclarando cómo avanzamos). He disfrutado mucho del libro pero, justo cuando estaba en ello, me vi en Amazon Prime “Everything Must Go” (“Un perdedor sin suerte”, en América Latina, protagonizada por Will Ferrel y basada en “Way Don’t You Dance?” de Raymond Carver) así que fui y me descargué “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?”, volumen de cuentos de Carver (59%) al que decidí entrar antes de leer “Catedral”. Y en esas andaba cuando topé con un librito que sí terminé de un tirón y que me llevó a “Cuentos completos” de Amy Hempel (58%) que estoy, por decirlo en una palabra, adorando.
Esto es a lo que llamo yo “lectura caótica”. La única forma que he encontrado para no perderme del todo entre tanto de esto ha sido empezar un diario de lectura.
Cindy Canel, amiga de hace una vida y que en la actualidad, entre muchas cosas, se dedica a la mediación y promoción de lectura en su natal Cacahoatán, Chiapas, visitó la ciudad hace unos días y nos sentamos durante horas a hablar y tomar café y chocolate. Ahí coincidimos en la experiencia del caos de consumo literario en el que la tabla de salvación es, en ocasiones, tener un diario de lectura.
El mío es poco más que una colección de citas y pasajes: título, año, autor —tipo APA, por deformación académica— seguido de una sinopsis de unas cuantas líneas y, en tinta azul, los pasajes que considero necesario preservar para releer después.
¿Tienes un diario de lectura? ¿Cómo lo haces?
SERENDIPIA
Cuando esperábamos la primavera, empecé a buscar antologías de ciencia ficción, terror y fantasía. Encontré unas de John Joseph Adams que no tienen desperdicio alguno y que he ido revisando de vez en cuando. En el primer volumen de “The Living Dead”, una antología de relatos en el subgénero zombie, se encuentra un cuento desolador bajo el título “Dead and Suffrage” de Dale Bailey.
El comentario de Adams al texto retoma una declaración de Dale en la que anota que “el escritor de ficción ya no puede competir con la extrañeza de la realidad contemporánea”.
Creo que no traiciono a la premisa y al ‘plot twist’ del relato dejando aquí el último párrafo del texto. La resaca post-elecciones me hace recordarlo. En la historia, unos días antes de la elección presidencial en Estados Unidos, los muertos vuelven a la vida. Narrada desde el punto de vista de uno de los coordinadores de la campaña, el texto es en gran medida un posicionamiento político, pero con una carga emocional y escrito de una manera excepcional que, más allá de filias y fobias partidistas, creo que tiene la capacidad de conectar a varios niveles.
Al final el narrador dice, refiriéndose a los muertos vivientes, que:
«Tal vez no sean más que lo que nosotros hacemos de ellos, o lo que nos permiten hacer de nosotros mismos. Y así seguimos, meros huéspedes en un mundo de tumbas despobladas, sujetos siempre al escrutinio implacable de los muertos».
Nada más queda por decir al respecto.
ONOMATOPEYA
Sigo con “Materia Oscura” en Apple TV+. Mitad de temporada y, no, no es ahí cuando se ha puesto buena. La serie engancha desde el primer episodio. ¿Has tenido oportunidad de verla? Quiero decir que cada capítulo ha sido mejor que el anterior y no puedo esperar para ver el que sigue, pero he llegado a ese punto en el que debes esperar una semana para continuar. Bien jugado, Apple, bien jugado.
Mientras la dosis de episodios llega, me he encontrado con Anne Rice’s Interview with the Vampire, producida por AMC y disponible en Amazon Prime Video. La serie tiene un gran episodio inicial en el que conocemos a Louis y Lestat, así como a Daniel Mollow, el periodista al que Louis le cuenta su vida (¿o su muerte?).
Debo decir que empecé la serie con bajas expectativas. Es decir, sí, es una adaptación de las crónicas vampíricas y, sí, es una revisita al género y a lo que ya es un clásico. Pero, ¿cómo podrías superar la película de 1994 con los jóvenes Brad Pitt, Tom Cruise y Antonio Banderas? Para responder rápido: no puedes.
Así que, ¿qué te queda? Construye un buen reparto, actualiza algunas premisas, lleva las cosas un poco más lejos y… ¡voilá! Tienes una serie que promete en convertirse en un hitazo.
Queda ver si después de ese primer capítulo las cosas logran escalar. Esperemos que sí. ¿Ya viste la serie?
Gracias por acompañarnos una semana más en Serendipias y Onomatopeyas. Estamos por terminar la primera mitad del año. ¿Qué has estado leyendo? Ojalá nos puedas compartir. En próximas semanas trataré de dejar un nuevo texto en la entrega semanal. ¿Ciencia ficción? He estado pensando en ello.
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