Emociones literarias
¿Escribir triste o contento? He ahí la cuestión – Prisma Volante, desde Guadalajara – Cafeterías para jugar
Eso de crear a partir de emociones negativas es, quizá, uno de los más extendidos –e incluso aceptados– clichés en el terreno de la escritura pero también en otras expresiones artísticas. Supongo que, sobre todo cuando somos más jóvenes, pensamos que la tristeza, el desamor, la ausencia –que muchas ocasiones no son mas que una forma de enmascarar la imposibilidad de acceder al objeto de deseo– son el ‘combustible’ de la creatividad.
En alguna parte leí, hace no mucho, a un escritor que contaba un proyecto en el que se había puesto, como regla fundamental, escribir únicamente cuando se sentía alegre, de buen humor. Había evitado enfrentarse al manuscrito cuando estaba decaído o molesto. Eso, si recuerdo bien, había tenido como consecuencia que no siempre que quería (o tenía) que escribir podía hacerlo y debía esperar hasta un mejor momento para retomar el trabajo. Pero, si es que lo recuerdo bien, el proceso había terminado siendo satisfactorio para el autor.
No siempre se tiene tiempo o disposición anímica para emprender un proyecto creativo. En algunos casos, eso que suele llamarse disciplina nos pone frente a la página en blanco –o el lienzo o el escenario o lo que sea– a trabajar, incluso si el estado anímico no es el idóneo. Y puede ocurrir una pequeña metamorfosis: después de un primer trastabilleo, se alcanza cierto grado de concentración y, entonces, las cosas empiezan a fluir. Se logra dejar el estadio paralizante que una emoción fuerte o una falta de emoción producía.
Disciplina, constancia, necesidad, lo que haya sido, puede lograr hacer avanzar la obra. Pero si eso es cierto, entonces las emociones fuertes, negativas, pesadas, no son –como los más románticos a veces piensan– el motor de la creatividad. Aunque puedan serlo para algunos, parece más probable que se conviertan en un obstáculo.
No sería el desconsuelo lo que produciría una escena desgarradora cuando se escribe ni el amor desatado lo que edificaría un relato apasionante. Tampoco significa que se necesite una mente fría y aséptica para lograr cualquiera de esas cosas. Por ejemplo, el escritor no necesita experimentar el miedo y la aversión para provocarla. Pero sí requiere de algo más.
Edith Wharton dice en alguna parte de Escribir ficción que, si el escritor quiere romper corazones, primero necesita uno. El artista, en general, debe saber lo que se siente –o tener al menos una idea bastante cercana–. Cierto trabajo de introspección es necesario, por supuesto. Pero el logro, que en este caso sería producir determinadas emociones en el lector, empieza a sugerirse como una cuestión estratégica, planeada, una puesta en escena cuya mayor virtud es pasar inadvertida.
La inspiración, como decía en alguna otra entrada, puede ser una especie de estación a la que se llega después de un trayecto –a veces más largo, a veces más corto–.
Todo lo anterior no implica que las emociones no jueguen un papel en el instante creativo o que deban ser dejadas de lado. Pero si han de ser parte del recurso con que se elabora una historia, más valdría, creo, poder identificar cuándo acompañan y cuando detienen el camino que desea andarse.
Tal vez digo todo esto, en parte, porque hoy no quería escribir nada. Porque el estado anímico en el que me he encontrado toda la mañana, mientras resolvía unas cosas y lidiaba con otras, no me permitía pensar en qué escribirles esta semana. Hubiera querido un relato, o algo más. Pero, de verdad, no me sentía en el ‘mood’. Y no habría tenido caso tratar de alimentar con esa situación una historia por pequeña que fuera. Pero eso sí, el momento sirvió de pretexto para hablar de algo que he pensado de un tiempo a esta parte.
Que la pasión, si ha de llevarnos a algún lado, sea en los términos que nosotros establezcamos. ✍️
SERENDIPIAS
Enviar manuscritos a convocatorias de revistas es un proceso un poco… agobiante. Buscas una publicación que te interesa, esperas la convocatoria, preparas algo –o editas alguna cosa en la que ya habías trabajado–, envías y esperas una respuesta. La mayoría de las veces nunca llega. Cuando llega, que es lo menos frecuente, suele ser negativas. Y en ocasiones, sin que llegue, te enteras de que algo que enviaste fue seleccionado.
Prisma Volante es un fanzine literario de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, que emitirá un número especial con motivo del Fóbica Fest, el festival artístico enfocado en el horror y terror, que realiza actividades en distintos momentos del año pero tiene su culmen en octubre previo a Día de Muertos.
La publicación especial ha seleccionado, entre otros, una mini-ficción de mi autoría que, en cuanto esté disponible en línea, compartiré en este boletín.
Se trata de un pequeño logro pero quería compartirlo con ustedes.
Si alguien estará en Guadalajara el próximo 20 de octubre y tiene oportunidad de ir a la presentación, así como a las actividades del Fóbica Fest, no se las pierdan. ✍️
ONOMATOPEYAS
La semana pasada anduve en Puebla. Me paso una de esas cosas de las que no te das cuenta hasta que ya ha ocurrido: no tomé fotos de lugares en los que estuve. No tuve ganas. ¿Les ha pasado? Es como si hubiera estado un poco en modo automático una parte del tiempo.
Una de las cosas que hice fue visitar tiendas/cafeterías temáticas. Una de ellas fue The Multiverse Coffee Shop, una cafetería enfocada en los juegos de mesa con muy buen servicio, ambiente y mercancía (la hamburguesa Lilo estaba buenísima también). Pero también Dragon’s Gate, que tiene una temática similar y donde la gente también fue muy amable. Ambos lugares están muy cerca del centro histórico poblano y pueden dar un gustazo a quienes son fanáticos de los juegos de mesa, los juegos de cartas coleccionables y otros temas frikis como fantasía, ciencia ficción, cultura pop, entre otros.
En cuanto tenga oportunidad de volver a cualquiera de ambos lugares, lo haré. Por cierto que, otro sitio al que no pude ir esta vez pero sí en la ocasión anterior (cuando Anomalía Fest) fue Abrakadabra, que también tiene temática de juegos de mesa. Todos los lugares tienen su hora pico de asistencia así que, si planean ir, traten de llegar temprano, disfruten del menú y sobre todo, diviértanse con los juegos que tienen disponibles. Y si se les calienta la mano, hay muchas cosas interesantes que pueden comprar.
Gracias por pasar por esta carta semanal, un poco más breve en esta ocasión. Gracias también por estos cinco meses en los que hemos estado encontrándonos cada semana. ¿Deberíamos hacer algo para celebrar el primer semestre? ¿Un sorteo de libros? Podría ser…
Si tienen ideas, las escucho con gusto. Pueden dejarlas en sus comentarios.
¡Hasta la próxima semana!