El libro y la pantalla
¿Qué pasa cuando una adaptación es mejor que la versión original escrita? — De Tradición oral y escrita
Cuando se estrenó “La Comunidad del Anillo”, primera entrega de la trilogía de Peter Jackson para adaptar la saga de J. R. R. Tolkien, yo me encontraba aún en la universidad. Aquel primer vistazo a la Tierra Media me hizo querer correr hacia los libros. Uno de mis mejores amigos, Gustavo, los había conseguido prestados y conforme terminaba cada tomo, me los fue dando a mí para leerlos.
Debí consumir varias horas de cada día pasando las páginas porque, en un par de meses, ya había terminado con ellos. Esa fue, creo, la primera vez que ‘devoré’ un libro (o tres en este caso) de principio a fin y conocí ese deseo y ansiedad que apresan a todo lector cuando se siente atrapado en una historia: el primero es que nunca termine y, el segundo el que te inunda cuando ves cómo las páginas se van agotando.
Uno de los pasajes que más me emocionaron y que, gracias a la bella pluma de Tolkien, se dibujó con precisión en los ojos de mi imaginación fue la que ocurre en el Abismo de Helm, Se trata de la —debo decirlo así porque no encuentro otro adjetivo— gloriosa batalla de Cuernavilla, donde parte de la Comunidad del Anillo y los Rohirrim se enfrentan a los orcos uruk-hai de Saruman. La descripción de la batalla es abundante en detalles sin dejar de lado la agilidad y la tensión que representa un momento decisivo de la historia. Y ahí le paro porque podría hacer una publicación solo de este pasaje.
Lo importante al respecto es lo siguiente: para cuando “Las Dos Torres” llega a las pantallas, yo ya había leído la trilogía y tenía una imagen muy clara de ese pasaje, por lo que tenía también una altísima expectativa; por eso, cuando me encuentro en la butaca del cine viendo aquel episodio retratado —con ligeros cambios, como la aparición de los elfos—, el escenario casi como lo había imaginado, la acción ocurriendo con tal estridencia… vamos, no tengo qué decírtelo, tú sabes lo que se siente.
Es como si hubieras mandado a hacerlo y hay una satisfacción que el lector que ha amado el libro siente: que no se le ha decepcionado (habrá quien disienta, pero al menos esa fue mi experiencia).
Ríos de tinta y publicaciones en redes sociales han corrido para criticar tal o cual adaptación de un libro a la pantalla pero, para mí, la trilogía de TLOR es un ejemplo que se cocina aparte. Y de eso me gustaría hablarte hoy.
Cuando la adaptación a la pantalla es mejor que el libro
“The Stand” es una novela de Stephen King que ha tenido un par de adaptaciones a la pantalla chica. La primera se dio en 1994 en formato de película seriada para televisión por la cadena ABC a partir del libro que fue publicado originalmente en 1978. La segunda corrió a cargo de CBS en 2021 en formato de serie limitada con 9 episodios.
Después de ver la serie, corrí a buscar el libro (que puede encontrarse bajo el título “Apocalipsis” en su versión original o “The Stand” en sus reediciones recientes). Se trata de un ladrillo de casi 1600 páginas que incluyen un prólogo del autor donde explica cómo, en su publicación original, tuvo que recortar algo así como una tercera parte de la obra que ahora encontramos de forma íntegra, y un epílogo.
¿Que por qué me fui a leer el libro después de ver la serie? Porque me gustó mucho. Y algo en lo que podemos coincidir de forma casi general es que, incluso las mejores adaptaciones a la pantalla tienen que prescindir de muchos elementos que en el libro ayudan a aprehender y apreciar, además de disfrutar mejor la historia. Por lo regular, cuando vamos de la pantalla a la tele, estamos buscando ese “algo más” que sabemos que se encuentra ahí. ¿Me equivoco?
Buscamos secretos que solo sospechamos en la versión audiovisual, atar cabos sueltos, conocer mejor a los personajes de los que nos enamoramos; en resumen, tener más detalles de los que se nos ofrecieron en la pantalla.
Por el contrario, cuando vamos de las páginas del libro a la pantalla, a veces buscamos verificar cómo se cuentan elementos de la historia que nos capturaron, y cuando no encontramos esas correspondencias podemos llegar a sentirnos decepcionados —véase lo que ocurre con La Torre Oscura, del propio King y su pobre adaptación a la pantalla— o sorprendidos —las primeras dos temporadas de The Handmaid’s Tale me parecen un buen ejemplo, así como las cuatro primeras de GoT— ya sea por la fidelidad o por esos pequeños ajustes que enriquecen la trama.
Pero un tercer escenario es cuando la versión televisiva supera con creces a la fuente. Y eso es lo que tengo que decir de “Dark Matter” de Blake Crouch.
El libro (“La Materia Oscura” en español) se publicó originalmente en 2017 y su adaptación está por emitir su último episodio (de un total de nueve) la próxima semana en la plataforma Apple TV+.
En una publicación anterior les comenté que la serie me ha parecido genial, que la he disfrutado mucho y que una de las cosas que me intrigaban mientras veía era el cambio de punto de vista (POV) entre los personajes. Ahora explicaré por qué, en caso de que no hayas tenido oportunidad de verla.
La historia se centra en Jason Dessen, un profesor de física en Chicago que tiene la “vida perfecta”. Sin embargo, una noche mientras vuelve a casa después de ver a su mejor amigo, es secuestrado, drogado y llevado a un lugar abandonado. Cuando despierta, se encuentra en un laboratorio donde todos parecen conocerlo pero él no logra identificar a nadie. Pronto se dará cuenta de que no está donde cree y que, mientras se encuentra atrapado, un impostor ha tomado su lugar en su familia.
Suena bien, ¿cierto?
Se trata de una historia de ciencia ficción que a partir de un escenario muy sencillo, la vida cotidiana de una persona promedio, busca plantear qué pasaría si tuvieras la oportunidad de corregir una decisión que tomaste en el pasado. A partir de nociones de física cuántica y la popularmente conocida paradoja del gato de Schrödinger, se nos ofrece un vistazo ficticio al multiverso.
En la serie, vemos la historia desde dos POV principales, el de Jason1 que ha sido arrancado de su vida, y el Jason2 que la ha secuestrado. Mediante un pequeño efecto de sonido, se nos advierten de estos cambios que como espectadores nos permiten mantenernos orientados en la historia.
A mitad de temporada, decidí buscar el libro y empecé a leerlo a sabiendas de que podría arruinarme el final. Buscaba eso mismo que decía antes: más detalles, más pistas y, sobre todo, descubrir ese truco —si existía— para el cambio de puntos de vista.
Pues bueno, no encontré nada de eso.
El libro presenta una historia excelente y bien aderezada, pero su adaptación televisiva es mucho más rica en detalles. Mientras el texto nos mantiene siempre del lado de Jason1 (salvo un par de capítulos en el que vemos la acción desde el POV de Daniela, la esposa del protagonista), en la serie tenemos las perspectivas de Jason y su doble. En el libro, la mayor parte de la información se nos proporciona a través de los diálogos, por lo que la descripción es más bien llana, y nos sometemos a los flujos de pensamiento de Jason1 casi siempre centrados en “resolver el problema” de cómo volver a casa; en la serie el apartado visual solventa la reducida descripción y la acompaña con el abordaje de las actitudes y acciones de los personajes. En el libro, las relaciones entre los personajes parecen funcionales mientras que en la serie, se dejan entrever algunos matices que le otorgan complejidad a las mismas. El libro es ágil, en cierto sentido, con capítulos breves y que permiten avanzar rápidamente por la historia; la serie se permite ciertas concesiones para jugar con el ritmo.
Es quizá hacia el climax donde el libro mejora a su adaptación, permitiéndose un ritmo más adecuado con la trama, mientras que el penúltimo capítulo de la serie peca de celeridad.
Ambos son agradables de transitar pero, debo decir, si ves la serie con sus nueve capítulos, tienes más de lo que contienen las páginas. Ambos podrían haber llegado aún más lejos, pero no dejamos de estar ante una buena emisión televisiva y un libro entretenido para leer.
Aún así, quiero saber qué pasa en el último episodio. Y debo confesar que espero que aún me aguarde una sorpresa antes de los créditos finales.
SERENDIPIA
La semana pasada tuve oportunidad de pasar unos días en Bogotá para asistir a un congreso académico y, como no podía ser de otra forma, visité algunas librerías para buscar títulos de la región. Fui preguntando sobre todo por narrativa, especialmente relato y específicamente género fantástico y ciencia ficción.
En las compras —que consumieron gran parte de lo que tenía previsto para esos días— me hice con tres antologías de cuentos de autores colombianos —uno de los tomos, exclusivamente de mujeres— y en la exposición de libros del congreso, con el primer tomo de “Historia de la ciencia ficción latinoamericana” que espero empezar a leer pronto. ¿Recuerdan las interminables listas de lectura? Echen unos cuantos más a los pendientes que apenas he avanzado.
En la librería de la Universidad Javeriana estuve tentado con un par de cosas pero me decanté por un librito de Favila Editorial que lleva por título “Wüchi y otros relatos” de Ricardo Solano Corredor.
Solano es un profesor universitario colombiano que se identifica como amante de la literatura y que elabora este corto volumen que, contrario a su título, no es un conjunto de relatos
El libro, aunque contiene cuatro historias, cuenta una sola, la de Calixto, un niño descubierto entre la maleza por un propietario en Fundación, Colombia. El Pae Alejo que se volverá una especie de padre adoptivo, cuida del niño que, por su habilidad para silbar será conocido como Pajarito. Las peripecias del niño, joven y viejo Pajarito son las que se nos cuentan desde la perspectiva del propio Ricardo, nieto de Alejo, y que durante breves periodos visita Fundación a pesar de vivir, crecer y estudiar en Bogotá.
Cuando digo que se cuenta una sola historia es porque los cuatro capítulos narran episodios aderezados de anécdotas del personaje Pajarito. Así que ante lo que nos encontramos es ante una pequeña novela de costumbres, relatada en el más puro estilo de la tradición oral.
La prosa es coloquial y atrabancada, como si estuvieras en el patio de una casa o en la mesa de un café escuchando que alguien te la cuenta, y ese ese tono a ratos ingenuo y otros reflexivo el que captura y dota a los momentos fantásticos de suficiente sustancia como para apreciarlos en su dimensión y aceptarlos como verdaderos.
Pajarito es un personaje con tono enigmático, que habla en idiomas que Ricky, el narrador, no comprende, y que sabe cosas que no debería saber: quién está enfermo, cómo salir de un problema, como amansar a los animales.
Wüchi… es, pues, un cuento de hadas colombiano y, al leerlo, dada la introducción que Solano hace en la que insta a recuperar la tradición oral a través de las personas de mayor edad, se nos presentan como las memorias de un Cachaco —como le dice Pajarito a Ricky— que tuvo la suerte de estar en contacto con esos territorios donde nada puede darse por sentado.
Si se lee este pequeño volumen, uno no tiene dudas de por qué uno de los grandes exponentes del realismo mágico proviene, precisamente, de Colombia.
ONOMATOPEYAS
Por fin regresaron los DominGoT con la segunda temporada de “La Casa del Dragón”. ¿Ya la estás viendo? La ventaja de estas adaptaciones —precuela en este caso— es que permiten seguir visitando y ampliando el universo de series que nos fascinaron.
Podríamos decir más sobre adaptaciones, ventajas y desventajas, sobre todo si tomamos como ejemplo la última temporada de Game of Thrones, pero lo que sí es cierto es que habemos quienes queremos seguir visitando los siete reinos y para quienes, como yo, tienen esa expectativa, HBO ya prepara una nueva adaptación con “El caballero de los Siete Reinos”, historia que nos acerca un poco más al Westeros de Canción de Hielo y Fuego.
Esta segunda serie-precuela podría estrenarse el próximo año pero, mientras eso ocurre, podemos seguir viendo qué ocurre con Rhaenyra Targaryen en la segunda temporada.
¿Cuál es tu adaptación favorita del libro a la pantalla? ¿Y la que menos te ha gustado? Déjanos saber lo que opinas en los comentarios y, si no te has suscrito a las actualizaciones, puedes hacerlo con el botón que viene bajo estas líneas. Gracias por llegar hasta aquí. Nos vemos la próxima semana.